Imagine, la visión que tiene usted del mundo, comienza a caerse a pedazos en los siglos XIV y XV. Primero usted nota ciertas impropiedades por parte de los mismos eclesiásticos: (aquellos por los que hasta ahora se regían las leyes y que dominaban pueblos y ciudades, ejemplos de sabiduría y sacrificio…) violan secretamente sus votos de castidad, o se toman la libertad de mirar hacia otro lado cuando los representantes del gobierno incumplen las leyes divinas.
Estas impropiedades le causan a usted considerable alarma, por cuanto los eclesiásticos se tienen a sí mismos por la única conexión entre usted y Dios. De pronto nos encontramos en una rebelión encabezada por Martín Lutero… la rebelión triunfa y los eclesiásticos empiezan a retroceder. La realidad ya no es la que estos hombres nos hicieron creer hace siglos, el mundo entero es puesto en tela de juicio.
Y mientras esperamos para encontrar la verdad, nos acomodamos, nos entretuvimos en conquistar la tierra y utilizar sus recursos para mejorar nuestra situación, aprendimos lo suficiente para manipular este mundo en nuestro beneficio, trabajamos para elevar por fin nuestro nivel de vida y nuestra sensación de seguridad.
Ahora en este milenio, nos damos cuenta que nos extraviamos completamente en la búsqueda, creamos una falsa seguridad laica, una seguridad económica y con ello reemplazamos la seguridad espiritual que habíamos perdido, la incógnita de porqué estamos aquí, a qué hemos venido, qué cometido tenemos cada uno en esta vida, fue apartada a un lado hasta quedar totalmente reprimida.
Trabajar para establecer un estilo de supervivencia más confortable, no sólo ha sido un logro, sino que se ha convertido en una razón de ser. Gradual y metódicamente, hemos olvidado así cuál era nuestro interrogante original… Hemos olvidado que todavía no sabemos para qué vivimos, para qué estamos aquí.
¿Cuántas personas conoce que están obsesionadas con su trabajo y su carrera o que padecen enfermedades relacionadas con el estrés y no les es posible aflojar el ritmo?
Se han parado a mirar la perspectiva del transcurso de nuestras vidas un milenio atrás? Usted vive hoy un AHORA MÁS AMPLIO. Sin ser capaces de distinguir claramente esa vena obsesiva, esa intensa preocupación por el progreso económico. La preocupación fue un desarrollo necesario, una etapa de la evolución humana. Hoy, sin embargo, hemos consumido ya demasiado tiempo instalándonos en este mundo. Es hora de despertar de la preocupación y de reconsiderar la pregunta original.
¿Qué hay detrás de la vida en este planeta?
¿Por qué estamos aquí en realidad?
Impulsándolo todo estuvo la vocación del progreso, el deseo del individuo de proveer a su propia seguridad y de perseguir sus objetivos personales mientras esperaba la verdad. Habíamos decidido crear para nosotros y nuestros hijos una vida más cómoda y placentera, y en el mero intervalo de 400 años habíamos generado un mundo donde ahora podían fabricarse todas las comodidades de la vida.
El problema estaba en que nuestro concentrado y obsesivo impulso por conquistar la naturaleza y aumentar nuestra comodidad había dejado los sistemas naturales del planeta contaminados y al borde del colapso. Nos habíamos establecido, ya lo creo, habíamos encontrado la comodidad a base de explotar y destruir. No podíamos seguir por aquel camino.
Pero aún hay esperanzas, se dice que los seres humanos aprenderán a percibir lo que anteriormente era un tipo de energía invisible (por ejemplo esa extraña sensación que se siente al entrar en una iglesia, un cementerio, o estar al lado de una persona que sabemos que no es de bien, eso que decimos… qué mal rollo me da esto, o por el contrario, lo que sentimos al estar en mitad de un campo, o un lago, o el mar, y experimentamos una sensación de paz y relax).
Un nivel de percepción inmediatamente superior, es ver que un campo de energía se cierne por encima de las cosas, los lugares, las personas… no ver con los ojos simplemente, sino ver con la piel, ver a través de sensaciones.
Harán falta otros 400 años o tal vez otro milenio para que volvamos a activar ese sentido que años atrás teníamos innato?
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