Soy el ave que golpea tu ventana por la mañana
soy tu compañero, al que no puedes conocer,
soy el pensamiento que de repente se te presenta al mediodía
y te llena de una felicidad singular.
Soy el que has amado hace mucho tiempo.
Te acompañé en tu camino de día,
te miro atentamente
y pongo mi boca en tu corazón,
pero tú no lo sabes.
Soy tu tercer brazo y soy tu segunda
sombra, la blanca,
te acompaño, te sujeto,
te doy la luz cuando no ves.
*** Porque a veces los ángeles guardianes se nos presentan con forma humana y si no estamos preparados los rechazamos. Es por ello que debemos abrir los ojos del alma, pues sólo a través de nuestras almas, alcanzaremos a verles tal y como son y nuestros corazones se abrirán a ellos con todo su Amor.
San Rafael, el médico de Dios.
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