La Ley de causa y efecto nos dice: “Toda causa tiene su
efecto, todo efecto tiene su causa”.
Todo sucede de acuerdo con la ley, la suerte no existe, no
es más que el nombre que se le da una ley no conocida; hay muchos planos
de causalidad, pero nada escapa a la ley.
Es por esto que todo lo que nos sucede en nuestra vida, es
ha sido y será… la causa de nuestros actos.
La ley de acción y reacción que nos dice, es aquello que sembremos eso mismo
habremos de cosechar. En el universo, todo movimiento tiene su propio efecto;
todo cuanto sucede, las consecuencias de esos sucesos y todo acontecimiento son
causales y no casuales; es por ello que nada se da al azar, ni siquiera la
caída de una hoja; todo en el universo se confabula.
Todas las cosas y el hombre se mueven en ciclos progresivos,
de manera que puedan gozar de todas las ventajas y de todas las oportunidades
de desarrollo que el universo puede ofrecerles.
Esto quiere decir que el anochecer trae como efecto el
amanecer y el hombre regresa mediante la reencarnación para adquirir nuevas
experiencias, y por medio de la aplicación de las leyes universales, va
dominando sus modalidades, sus costumbres negativas y aumentando su nivel
vibratorio, logrando progresar o avanzar más hacia la meta de la perfección
hasta lograr la unificación en los planos del mundo espiritual.
El hombre, los grupos sociales, las naciones del mundo,
están sujetos a la ley universal. Todos nuestros males, nuestras enfermedades,
así como los males, las enfermedades y las tristezas del mundo, obedecen a lo
que realmente merecemos.
Por lo tanto, dominando el hombre sus actitudes, sus
pensamientos y sus obras podrá lograr su verdadero avance evolutivo de hacer de
su mundo un verdadero paraíso.