Al principio todo era color de rosa. Tú me amabas y yo también, no había duda
alguna. Y más que sentirlo, hablemos del amor que se demuestra… de ese que no
se queda atrapado en la cabeza y sí reluce en acciones, en acciones de lucha
por permanecer juntos los dos.
Enfoquémonos en ese amor, el amor
que no es sólo una idea reprimida en el pecho, hablemos del amor que se forja
como una batalla en donde quienes lo sienten, no temen a dar todo de sí mismos
y es evidente que quieren permanecer juntos.
Ya enfocados en el amor del que
hablo ¡qué dolor que ese haya sido el que se ha acabado!
No sé quién de los dos falló
primero, no sé quien dejó de poner ese tipo de amor como prioridad, no sé a
quién se le agotó la paciencia desde hace tiempo o quién fue el que dejó de
luchar. Sólo sé quién haya sido o si fuimos ambos… pero a partir de ahí, nos
costó mucho trabajo ponernos de acuerdo para amarnos a un mismo tiempo.
Todo se desequilibró, perdió ese
delicado balance que con tanto cariño habíamos logrado en un principio. Se
transformó no en una lucha por nuestro amor, sino en una por ver quien tenía
más culpa, a quién le dolía más, a quién le importaba menos.
Y desde aquel momento en que todo
se desbalanceó, cada uno hacía un esfuerzo por arreglarlo, pero sólo uno en una
batalla de dos, uno mientras al otro no le interesaba. Y cuando el que trataba
de ordenar todo se cansaba de luchar solo, se sentaba a ver cómo todo se iba a
la ruina… entonces era el otro el que ya quería solucionar las cosas.
Y así, como si de un juego se
tratara, ‘ahora te toca luchar solo a ti’, luego ‘me toca a mí’, hasta que las
ganas y las fuerzas se perdieron. Y era agotador el solo pensar en estar
juntos, pero seguíamos necesitándonos. Seguíamos deseando solucionarlo a veces
sí y a veces no… pero cada uno a tiempos diferentes.
¿Cuándo amarnos se convirtió en
algo desastroso, algo que mataba poco a poco? ¿Cuándo nos cansamos de luchar
por nuestro amor? ¿Cuándo dejamos de mirarnos con un ‘te amo’ atrapado en las
pupilas de ambos? ¿Cuándo?…
No quiero ver como todo esto se
destruye más, no quiero seguir creyendo que a veces eres un desconocido. Por
favor, hay que sentarnos a charlar. No quiero que nos perdamos nuevamente y
para siempre. Quiero que luchemos ambos, al mismo tiempo… o hacer las paces y
aceptar el final, para que cada quien siga su rumbo.
Escrito por: Mayeli Tellez